miércoles, 5 de abril de 2017

Idas y venidas...

Adioses y bienvenidas, fríos portales que me acogen, arrancándome de las sábanas vacías, sin esperanza alguna de que la ventura me arrope.

Latidos, pieles y miradas, que se fugan raudas, no hay olvido, sólo este dolor malsano que se instala en esta vocación nefasta, lo vivido.

Cruzo montes, senderos, que no he visto siquiera jamás ni en mis propios sueños, arco iris semi eternos con promesas de desvelo se vislumbran a lo lejos, mas no alcanzo mi consuelo en la ilusión ni en el  esmero.

El mañana es suelo frío, que descalza recorreré sin cometido, en una búsqueda insensata del calor de aquel estío que un día prometiera ser más bello que la razón y los sentidos. 

En cornisas pedregosas se tambalea mi ventura, es el día que me espera incertidumbre que me augura, sobrevivir entre aquellos que satisfechos de sus huertos aún así se alimentan de la carroña de los muertos. 

Laura Greco © 2012

viernes, 3 de marzo de 2017

La mano del hombre

"Terrón reseco y maldito, de la lluvia olvidado y de espera consumido, sólo arcilla y guijarros tu entraña reserva a la tierra.

De aves y flor deshojado, sin vida casi, en tu eterna lucha por ser esclavo de un labrador sin enmienda.

De árboles despojado, tu sangre es ya calor de infierno que aqueja a todo aquel que se apresta a vivir de tu alma eterna.

De esperanzas agonizas, mientras la mano del hombre sólo sabe dar cabida a sus pútridos deshonres.

Pensar que un buen día has sido vergel de manto esmeralda, te han arrancado la vida, te han arrancado el alma, quiera el cielo que el verdugo amanse su mano brava y recuperes con tiento la grandeza que albergabas." 

Laura Greco(c) Derechos Reservados. Aplicable al contexto de "La Extranjera sin Nombre" novela.


viernes, 21 de octubre de 2016

Sinrazón




Desestimo la razón que me asegura que no soy más que un ave inmersa en la bravura de someter la vil certeza que me augura, sumergirme en malas aguas de amargura. 

Desconozco la razón de mi ceguera, que mis alas ancladas sean etéreas, en este intento vano ser eterna, en este vacío insensato, tierra yerma.

Escucho voces audaces que se esmeran para ponerme en mi sitio con cadenas, las arrastro desde siempre, es mi condena, como fantasmas en mi alma que se enredan.

En un punto hostil de mis vivencias se me ha perdido el don de la conciencia, vago por el mundo sin presencia, esperando a mis razones que se enciendan.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Un sentido

Encrucijada de encierros, acertijos que no veo, me he vuelto sorda y ciega a la lógica absurda de ésta humanidad sin sentido, de ésta pútrida sociedad que tan sólo puede abrevar del propio placer, que tan sólo mira su propio ombligo mal oliente y desdibujado.

Creo que, tal vez por hartazgo, me he arrancado los ojos para no ver siquiera cómo recorremos éste camino sin  mirar hacia los lados, con la mente sólo puesta en aquello que nos venden hostigados por un monstruo gigantesco y voraz que nos persigue haciéndonos creer en una necesidad que no tenemos.

Creo, también, que he bloqueado mis oídos y hasta mi cerebro para no escuchar ni darme cuenta de aquellas voces que se alzan sin causa justa, las que hablan sólo de sí mismas, de sus intereses, las que repiten neciamente lo que ni siquiera saben. No quiero escuchar las voces de quienes no escuchan.

Sólo quiero ver y mirar ojos sinceros y humildes que sepan humedecerse por el sufrimiento ageno, sólo quiero escuchar las voces de aquellos que tengan algo importante que decir, algo que construir y no destruir.

Sólo quiero ser parte de quienes tienen corazón, de quienes saben ver la luna más allá de la razón, de quienes lleven en sus venas la vertiente de un volcán enfurecido para arrollar con ella sentimientos de infinita pasión.

Sólo quiero estrechar manos que estén vivas, que sepan deshacerse en sinceras caricias, que sean más que huesos inmundos dedicados a avaricia, que transmitan voluntad y energía, que sepan confortar, cuidar y afrontar.

Laura Greco (c)

martes, 20 de septiembre de 2016

Madrugada



Insensata es la vida que me arrastra en este cometido incierto, desdeñando desde hace tiempo la trivialidad y la cordura, en medio de aguas oscuras, sobreviviendo a base de nada, alimentando apenas con resaca la maldición de mis sueños.

Desgarrada, la noche fría y eterna, que no llega a dar consuelo, que se deshace en el desvelo de una espera imposible, donde más parece increíble, encontrar la mano amiga, sin embargo es comedida y se dispone a hurtarme besos.

Fría y nefasta aurora, me descubre hambrienta en recuerdos, que se desdibujan ya en mi mente, ni  atraparlos siquiera puedo, aunque me empecine y sofoque, no logro retenerlos, se escurren como lágrimas en medio de mis dedos.

Yazco cubierta de esquirlas que en esta guerra malsana se derraman por los cielos, aunque ya no sangre mi cuerpo ni quede un solo flujo en mi alma, me ciega la mañana impulsando a este cuerpo inerte, más allá de las guadañas que ansiosas buscan mi muerte.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Demora



Despacio ando, sobre papel de arroz ya desgastado, los pies insensibles y atados.

De cometido vano, de existencia fatua, de anhelos perdidos, de sonrisas falsas.

De cometer errores, de reanudar la marcha, de provocar encuentros, de remediar las faltas.

De coincidir instantes, de abandonar centurias, de deshacer las mantas, recuperar cordura.

De subsistir con tiento, de depredar a sueldo, de condenar sin miedo, de callar sin silencio.

De construir promesas, de destrozar flaquezas, de fomentar certezas, de arrastrar maleza.

Despacio ando, sin temor casi, mas con tino, insensata la vida me ha movido,
a promover por mí misma otros caminos.


Laura Greco (c) Texto e imagen

miércoles, 31 de agosto de 2016

Desvelo



Me deshoja la intención de tu mirada ausente con la fuerza de mil manos campesinas.

No me agoto de pensarte día a día sin remedio alguno para paliar mis días.

No se agota el deseo de tenerte aunque más no sea un instante para que esta existencia fatua vuelva a ser vida.

No existe emoción ni sentimiento que someta mi capricho de quererte.

No hace falta que nadie te recuerde, en mi mente estás aunque te deteste.

Me devano en cansancio por soñarte.

Me asfixio con la seguridad de no volver a verte.

Te detesto por tu ausencia caprichosa y mis entrañas se destrozan vanamente.

Busco inútilmente en el vacío con mis manos, atrapando fantasmas y tu sombra.

No tengo lágrimas que moderen mi zozobra.

Busco sin sentido dulces frutos encontrando sólo ortigas en mi huerto.

No voy a perdonarte abandonarme, dejándome perdida a la deriva.

No comprendo tu placer por liberarme de este amor que me lacera en mil heridas.

Desentierra ya si puedes tus despojos, vuelve a mí como sea y donde sea.

No es la falta de tu cuerpo motivo suficiente para apartarte de mí sino tormento.

No será tu sepultura razón para que deje de quererte, más allá de la carne, del deseo y de la muerte.