lunes, 26 de septiembre de 2016

Un sentido

Encrucijada de encierros, acertijos que no veo, me he vuelto sorda y ciega a la lógica absurda de ésta humanidad sin sentido, de ésta pútrida sociedad que tan sólo puede abrevar del propio placer, que tan sólo mira su propio ombligo mal oliente y desdibujado.

Creo que, tal vez por hartazgo, me he arrancado los ojos para no ver siquiera cómo recorremos éste camino sin  mirar hacia los lados, con la mente sólo puesta en aquello que nos venden hostigados por un monstruo gigantesco y voraz que nos persigue haciéndonos creer en una necesidad que no tenemos.

Creo, también, que he bloqueado mis oídos y hasta mi cerebro para no escuchar ni darme cuenta de aquellas voces que se alzan sin causa justa, las que hablan sólo de sí mismas, de sus intereses, las que repiten neciamente lo que ni siquiera saben. No quiero escuchar las voces de quienes no escuchan.

Sólo quiero ver y mirar ojos sinceros y humildes que sepan humedecerse por el sufrimiento ageno, sólo quiero escuchar las voces de aquellos que tengan algo importante que decir, algo que construir y no destruir.

Sólo quiero ser parte de quienes tienen corazón, de quienes saben ver la luna más allá de la razón, de quienes lleven en sus venas la vertiente de un volcán enfurecido para arrollar con ella sentimientos de infinita pasión.

Sólo quiero estrechar manos que estén vivas, que sepan deshacerse en sinceras caricias, que sean más que huesos inmundos dedicados a avaricia, que transmitan voluntad y energía, que sepan confortar, cuidar y afrontar.

Laura Greco (c)

martes, 20 de septiembre de 2016

Madrugada



Insensata es la vida que me arrastra en este cometido incierto, desdeñando desde hace tiempo la trivialidad y la cordura, en medio de aguas oscuras, sobreviviendo a base de nada, alimentando apenas con resaca la maldición de mis sueños.

Desgarrada, la noche fría y eterna, que no llega a dar consuelo, que se deshace en el desvelo de una espera imposible, donde más parece increíble, encontrar la mano amiga, sin embargo es comedida y se dispone a hurtarme besos.

Fría y nefasta aurora, me descubre hambrienta en recuerdos, que se desdibujan ya en mi mente, ni  atraparlos siquiera puedo, aunque me empecine y sofoque, no logro retenerlos, se escurren como lágrimas en medio de mis dedos.

Yazco cubierta de esquirlas que en esta guerra malsana se derraman por los cielos, aunque ya no sangre mi cuerpo ni quede un solo flujo en mi alma, me ciega la mañana impulsando a este cuerpo inerte, más allá de las guadañas que ansiosas buscan mi muerte.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Demora



Despacio ando, sobre papel de arroz ya desgastado, los pies insensibles y atados.

De cometido vano, de existencia fatua, de anhelos perdidos, de sonrisas falsas.

De cometer errores, de reanudar la marcha, de provocar encuentros, de remediar las faltas.

De coincidir instantes, de abandonar centurias, de deshacer las mantas, recuperar cordura.

De subsistir con tiento, de depredar a sueldo, de condenar sin miedo, de callar sin silencio.

De construir promesas, de destrozar flaquezas, de fomentar certezas, de arrastrar maleza.

Despacio ando, sin temor casi, mas con tino, insensata la vida me ha movido,
a promover por mí misma otros caminos.


Laura Greco (c) Texto e imagen