martes, 5 de julio de 2016

Retenida

Me quema el corazón en mil heridas, deshecha, destrozada, retenida, me mantengo al frente de los sueños, a pesar de la razón ya consumida.

Sólo existen dos ángeles guerreros, perdidos en este cruel carrusel, maratón de desacuerdos. Quiera el destino protegerlos, afilar su espada, entibiar su invierno.

Quiera el don del bien arrancar las máscaras de aquellos, que jurando amor se retuercen en estiércol.
No es mi alma mejor que la de todos, no es mi lucha mayor ni suficiente, sólo espero que un día el más valiente consiga alcanzar la mejor suerte.

Esta suerte esquiva y nauseabunda, que juega a mostrarme sus favores, dejándome tendida entre estertores que no alcanzan siquiera a ser clamores.

Cruel y falsa la vida me detiene, dejándome desnuda, malherida, son mis huesos de carne consumida de arrastrar las faltas, de perder la mira.

No hay descanso, no hay lanza esquiva, sólo intentos malsanos de salida, en que el bien más noble no es la vida sino caer de pie aún ya vencida.



Laura Greco (c) Derechos Reservados (texto e imagen)